Dicen que has dicho que todo se me fue de este mundo desde el día que te fuiste de mi lado. Escuche por ahí, que andas diciendo que ya no puedo seguir viviendo porque ya no estás en mi vida, que ya no soy la misma desde el día que ya no estás a mi lado, que lo único que hago es llorar y preguntar por ti, espera… ¿de qué me perdí?
Es verdad que el día que te fuiste de mi lado sentí por un momento que el mundo se estaba desmoronando frente a mí, las noches comenzaron a ser eternas, mientras las lagrimas hacían que mis ojos se cerraran del esfuerzo de querer parar y volver a dormir. Es cierto que los días después de que ya no estabas cerca de mí se hicieron difíciles, tanto que comencé a preguntarme qué haría sin la persona que amaba a mi lado, pensaba que las cosas ya no volverían a ser las mismas desde que te fuiste.
Ese sentimiento de dolor y desesperación parecía no terminar, parecía hacerse cada vez más pesado y difícil de superar, pero después de un tiempo todo cambio. Pasaron los días y comencé a darme cuenta de que el amor no duraría tanto como yo lo había pensado, que las cosas que había vivido a tu lado poco a poco se borraban de mi cabeza, permitiendo que mi sueño volviera a mí y que retomará mi vida poco a poco.
Después de un tiempo me di cuenta que me había dolido, que haba perdido a una de las personas que más había amado en mi vida, pero el que la vida seguiría, que el tiempo no se detendría y que tu no eras indispensable en mí para poder seguir viviendo; me di cuenta de quien haba sido antes de conocerte, antes de enamorarme y sentir que te convertías en mi vida, en mi inspiración de todos los días.
Llegó el día en el que te pude decir adiós, pero haba pasado tanto tiempo que no volviste a preguntarte sobre mí quedándote con la idea de que ya no podía seguir viviendo sin ti; no me malinterpretes porque te comprendo, yo también lo pensé, pero después me di cuenta que no me hacía falta el aire sin ti, que aún me quedaban millones de cosas por vivir y que mi vida había sido buena antes de que llegarás a ella, ¿por qué no volvería a ser buena? No te habías dado cuenta que mis fuerzas regresaban día a día y que todo lo que había llorado por ti había sido suficiente para nunca más volver a hacerlo.
Te dije adiós y no volveré a regresar al martirio que fue olvidarte y darme cuenta que estaba mejor sin ti, pues tenía la oportunidad de seguir mi propio camino, con mis reglas y formar mi futuro con mis propias manos, sin preocuparme por ti y todo lo que perdí al ya no tenerte a mi lado. No vuelvas abrir tu boca diciendo que aún sigo pensando en ti, que no puedo seguir caminando si no regresas a mi lado porque ya no es así, sigo adelante sin ti y te pude decirte adiós sin morir en el intento.