No puedo volver hacía atrás e impedir toparme en tu vida, darte la entrada a mi corazón y no notar que fingías sentir amor. No puedo deshacer lo que ya pasé a tu lado y evitar que las heridas que ahora están en mi corazón nunca hayan sangrado desde el día en que tomaste con tus garras mi alma y sin importarte la destrozaste con haber sido hipócrita todo este tiempo, desde el día en que te conocí. Me lastimaste, pero puedo decir que algo bueno me quedo de nuestra relación, pues aprendí a distinguir a las personas como tú, abrir mis ojos y no volver a dejar en las manos de cualquiera mi corazón.
Todo en un principio fue perfecto, tenía al hombre perfecto y mi vida era completamente feliz, no había nada en ella que quisiera quitar y lo único que hacía era pensar en toda una vida llena de felicidad gracias a que estaría a tu lado. Todos los días al abrir mis ojos, mi primer pensamiento eras tú, la única persona que estaba a mi lado y que me hacía sentir cosas en mi corazón que nunca nadie había logrado hacerme sentir.
Cada vez que estaba a tu lado sentía que te conocía más y que cada una de las palabras que salía de tu boca había sido procesada por tu corazón, ese corazón que jamás me lastimaría ni me mentiría pues me amaba.
Todo era perfecto, hasta que la venda poco a poco fue cayéndose de mis ojos, y poco a poco comencé a ver lo que pasaba a mi alrededor, todas esas cosas que había tenido que pasar y que nunca me había detenido a ver con atención, demostrando a mí misma que todo era verdad, que las cosas que profetizaba tu boca eran ciertas, y que todo el amor que decías tenerme era verdadero.
La venda, al final se cayó y pude ver toda la verdad, pues me habías hecho creer una historia de que nunca existió, me mentiste y me hiciste creer que estarías ahí a pesar de todo mientras tu corazón estaba vació, no había nada por mí y tú lo sabías desde mucho tiempo antes, pero no te importó seguir con la mentira porque no supiste como deshacerla, no supiste como explicarme que todo lo que habías dicho habían sido solo mentiras, mentiras que según tú habían sido porque no querías lastimar aún más mi corazón, y por eso decidiste seguir burlándote de mí en mi cara, pretendiendo que todo estaba bien y que seguiría estando si lograbas seguir ocultando un amor que nunca existió.
Me lastimaste, pero aprendí de todas tus mentiras; aprendí a distinguir al amor y la hipocresía. Aprendí que no volvería a caer en ninguna palabra llena de dulzura y no observar las miradas, los detalles y la falta de caricias.
Ahora, después de pasar por un trago amargo gracias a tus mentiras, me doy cuenta que debo cuidarme de personas como tú, que se aprovechan del amor de los demás para sentirse mejor, y en ganar para seguir sintiéndose amados sin importarles el daño que pueden causar a la persona que se encuentra a su lado.