La chica que corre. Esa soy yo, y no, no es porque haga maratones o sea la persona más atlética del país, bueno casi pero no tanto. Es algo así como mi defecto más grande y la broma personal que hay entre mis amigas y yo.
Es ese sello que llevo implícito en cada parte de mi vida, y que cada que pienso que ya no forma parte de ella, busca una manera para volver a aparecer.
Son las 4 palabras que me describen a la perfección, pues analizándolo bien, toda mi vida consiste en eso. ¡Así es!, me la vivo corriendo, corro lejos de las decepciones, corro del compromiso, corro de los problemas, y ya estoy exhausta de vivir en una carrera constante.
¡Ya basta!, quiero detenerme, respirar profundo y disfrutar de mi alrededor.
Y lo intento, lo intento y sigo intentándolo, pero lo único que consigo es disminuir la velocidad lo suficiente como para estabilizar mi respiración y contemplar unos cuantos segundos todo lo que me rodea, para volver a correr con más fuerza.
Y es entonces que me pregunto… ¿dejaré de correr en algún momento?, ¿o será que estoy destinada a acumular kilómetros de carrera?, y si es así ¿dónde está el punto final de esta trayectoria?
¿Qué habrá al cruzar la línea de meta?, ¿será la vida que siempre soñé o el cúmulo de todo de lo que he corrido?