En varias ocasiones me han preguntado qué busco, como si fuese tan fácil dar respuesta a una pregunta tan ambigüa. He optado por responder que no busco nada, por el contrario, ESPERO SER HALLADA. La perplejidad asoma ipso facto en sus rostros y entonces siento que les devuelvo el “favor” de tamaña cuestión.
Es que veamos, hacer una lista puntual de lo que busco en una persona “con fines decentes, serios y de compromiso” –espero noten el sarcasmo-, sería escribir sobre arena, porque seamos realistas, los príncipes azules, sí existen, claro que sí, yo los he visto….en películas y libros…. Y no se trata de menguar el alma, ni achicopalarse porque nos hayan mentido toda la vida, sino admirar el valor que se requiere para preguntar algo así, incluso a expensas de una respuesta devastadora que los dejen en la lona con un knock out de campeonato.
Admito que atreverse a preguntar “¿Qué buscas?” es de osados y que podría ser una opción para romper el hielo y dejar entrever que alguien nos interesa, pero siendo consecuentes con la manera de actuar de la mayoría (y no pertenezco a ese club), sabemos que cuando las personas comienzan a conocerse se ponen las mejores galas, vamos que se vuelven un ser iluminado con un salvoconducto para defectos. Así que para la próxima sugiero que comiencen mejor por un: ¿QUÉ ESPERAS DE MI?Digo, una en un papel más auténtico podría delimitar la lista y de 1 000 virtudes y dejarlas en 5: A saber son:
1.-Sé auténtico desde el inicio (no quiero enterarme a la quinta cita que te intoxicaste con la langosta por querer apantallarme). No me vendas simulacros.
2.- No me bajes el cielo y las estrellas si tu escalera sólo tiene tres peldaños.
3.- Una relación es de dos.
4.- Si no funcionamos en la cama entiéndelo: no funcionamos, punto.
5.- Respétame de la misma manera que te gustaría ser respetado (implica por supuesto, el estar bien con el hecho de que tengo ideas propias, que soy mujer – Y PARA TI DIOSA-, que tengo criterio propio, que me gusta mi espacio, que tres son multitud, que no hablo lenguaje histérico y muchos etcéteras más).
Si nos ponemos románticos tendría que parafrasear al maestro Cortázar y resumirte:
“Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco,
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad”
Si vienes a quererme quiéreme bien. Si no vienes a adorar mis demonios entonces no te acerques, si no llegas a que seamos un equipo, no lo intentes, si no deseas que nos tratemos como dos locos chiquitos y ser cómplices de un viaje mágico, entonces mejor no vengas preguntando qué busco. Podrías salir mal parado.
Estoy segura que la lista de “etcéteras” podría llegar a 1 000 ¿A que sí?